Por Leo "Corvo" Meléndez.
El 28 de Agosto del 2016 será una
fecha funesta. Falleció Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido en México como
Juan Gabriel; uno de los cantautores más importante de la cultura pop mexicana.
Seré honesto. No hablare sobre su trayectoria como artista, porque ya hay gente que está haciendo mejor trabajo del que yo hago. Así que hablare desde mi punto de vista, de cómo conocí sus canciones y de lo que pienso al respecto.
No hay persona que no lo haya
escuchado su trabajo, ya sea interpretado por él mismo o por otro cantante, y
mis oídos no se escaparon de su lirica romántica. Aun cuando mi memoria me
traiciona, sé que lo escuche cuando era un niño, ya que mi madre le encantaba,
como cualquier madre de casa mexicana.
Donde empecé apreciar más fue
durante la prepa, cuando se empezó a transmitir el especial de las 100
Canciones en Español de los 80´s. En esa lista sale su versión filarmónica de
Hasta que te Conocí, donde canta con mayor pasión y en un concierto más
espectacular. Curiosamente, desde los 70´s empezó a labrarse su fama, hasta
llegando la siguiente década donde ya estaba en su tope de popularidad.
Quede impactado de lo bien que
componía y cantaba, que cuando llego ese disco en el Palacio de Bellas Artes a
Sanborns (Cuando trabajaba ahí), no dude en comprarlo. Hasta puse el DVD y la
gente estaba clavada viéndolo en las teles el magno concierto del Divo de
Juárez.
Claro que pasa el tiempo y me creció el cerebro. Descubrí que Juanga solo tiene un vocabulario de menos de 200 palabras y que siempre canta de amores, desamores y otras cursilerías, a diferencia de Jaime López que te manejaba varios temas y hacia unas mejores letras.
Creo que donde decayó muy feo,
fue en la década de los 2000´s en adelante. Ya cada vez su creatividad se diluida
junto con su popularidad, además de verse mucho más estrafalario en los
escenarios. Su aguado himno para honrar el trabajo de Roberto “Chespirito”
Gómez Bolaños, que parecía más una lista de halagos, aunando la creatividad
hyper naca de Televisa que dejo peor el homenaje.
También la voz se le sonaba muy
desgastada por los años y sus malos hábitos médicos que tenía. Por casi diez
años, escuchaba como Juangabriel le entraba a métodos medicinales
“alternativos” para sanar su cuerpo, en vez de ir con médicos especializados.
Ya sus últimos trabajos musicales
era re interpretaciones de canciones previamente cantadas y cosas más nuevas, a
dueto con otros cantantes. Además de destrozar una de las canciones más bellas
y melancólicas de John Fogerty (Al cual me gane una mentada de madre por tachar
de mala en Twitter). Aunque muy amablemente John Fogerty no se lo tomo a mal
ese cambio y hasta le dedico una sentida carta por su partida a otra dimensión
que solo se llega a través de la muerte.
Si hay algo que destacar de tan
amado cantautor, es su suerte para haber prosperado en el género ranchero sin
ser víctima de la moralidad del México de aquellos años. Donde decir o demostrar
ser gay era un suicidio para la carrera. Logro trascender los prejuicios y
pensamientos conservadores, al hacer música que conmoviera a todo el público.
Donde uno se pueda sentir identificado, sin importar la edad, raza o
preferencia.
Me alegra que ya en sus últimos días
de vida se fue tranquilo. Sin escándalos que mancillara su imagen o en una
espantosa decadencia que nos hiciera sentir lastima por él. Hasta luego y buen
viaje, Juangabriel. Has dejado un legado que nadie podrá superar y que nadie podrá
llenar.