miércoles, 7 de septiembre de 2016

Entre la Opinión Irritante y la Libre Expresión



Leo "Corvo" Meléndez.

Creo que a estas fechas, mi estimado lector, ya sabrá quién es Nicolás Alvarado y la polémica que desato con su “afable” artículo sobre Juangabriel, pocos días de su fallecimiento.

Lo que puedo opinar al respeto sobre todo ese desmadre que se suscitó, es que fue de pésimo gusto haberlo soltado en ese momento y recalcar que es snob al final. Ahora, eso no es para condenarlo a la censura y que renuncie a su puesto como director de TV UNAM porque a millones de personas no les pareció.

Hace poco escribí mi opinión sobre Juangabriel, estando consiente del momento al escribirlo. Claro que dije que era un compositor mediocre, pero use palabras menos hirientes, además de resaltar otras cualidades de su persona, cosa que al parecer si coincidimos el Sr. Alvarado y yo, pero con resultados distintos con nuestros escritos.

Hay que darle algo de crédito a Nicolás Alvarado por lo que paso en esta semana. Demostró que el mexicano promedio no aguanta NADA cuando se trata de hacer mofa contra sus ídolos populares.

La semana pasada festeje el cumpleaños de unas compañeras del trabajo. En el dicharachero y goce de la comida, empezamos de hablar de cantantes, hasta que mencione a mi ídolo Lou Reed. Varios de mis compañeros estaban atónitos de la persona que cite en ese momento. Les empecé a explicar quién era, que fue un roquero, que fue bisexual y que tuvo un amorío con una transgenero, a lo cual no dudaron de hacer bromas sobre él.

A mí no me molesto en lo absoluto. Yo sigo creyendo que fue un gran hombre y que aporto cosas valiosas al rock. Por mí que se burlen lo que quieran, al fin y acabo ya se hizo inmortal con su trabajo como artista y compositor, y nunca menguo su orgullo a las mofas.

Yo no entiendo porque las personas se alocan cuando se metan con sus ídolos personales. Siempre va existir la persona que le da hueva o le cae mal. No esperen a que todo mundo diga que si a lo que nos gusta o admiramos. Y México demostró lo poco tolerante que es como sociedad. Tanto así que CONAPRED ya se metió para “castigar” a Nicolás Alvarado. Que eso ya es de miedo que una institución de gobierno se meta apaciguar un asunto meramente social.

Cosa que da a pie a que se empiece a censurar personas que son libres de decir lo que piensan o creen, y que se respalda en la Carta Magna. Y si a esas vamos, ¿Dónde carajos esta la CONAPRED para multar a los padres y curas católicos que fomentan la homofobia en sus iglesias, o multar a los productores de los programas asquerosos de Multimedios que fomentan la misoginia? ¿DONDE ESTÁN SUS ACCIONES?

A la sociedad mexicana le hace falta años para aprender a ser tolerantes y abiertos a las opiniones y criticas de nuestras creencias para poder vivir en armonía, sin necesidad de que un órgano gubernamental entre para acotar nuestra libre expresión, y lo que paso es una muestra de nuestra inmadurez como país.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario