lunes, 20 de marzo de 2017

Confesión de un Ex Hardcore Gamer


Por Leo ’Corvo’ Meléndez.

Creo que desde que tengo uso de razón empecé a ser hardcore gamer. Ese tipo de persona muy clavada en los vídeojuegos. No hay consola o juego que no deseaba tener. No había un momento donde no dejara de hablar de un juego que yo haya jugado previamente. Mi mente giraba alrededor de aventuras fantásticas en mundos virtuales. Claro. A mi madre y mi hermano si le preocupada esa loca obsesión mía.

Mi madre evitaba TODA costa pasar por las chispas cuando fuéramos a un centro comercial, porque era garantía de que iba ir en chinga a ese tugurio a ver las pantallas de las arcades. Mi hermano uso varios trucos y castigos para evitar que llegara jugar por HORAS el Playstation. Buscaba que ‘viviera’ mi vida. Fue un acto muy noble de su parte, pero lamentablemente, su esfuerzo por alejarme del vicio no fue suficiente.

En la adolescencia es cuando se empezó a pulir mejor mí tiempo dedicado a ese entretenido hábito mío. Si cumplía con mis tareas, o al menos las materias que me gustaban y que era bueno. Pero persistía el ansia por vivir esa aventura virtual. Ya quería llegar a casa para seguir mi partida de Halo o Jade Empire. También me encantaba debatir (O pelearme, a veces) con otros gamers intensitos, sobre nuevos juegos, que consola es la mejor, cual vale la pena gastar y otras ñoñerías, que eventualmente contare.

Mi billetera fue víctima constante de mi fanatismo exacerbado. No dudaba en despilfarrar cantidades obscenas de dinero con tal de tener la mejor edición de un juego, además de los DLCs que complementaban. Para mí, ESA era mi prioridad de gastos. Lo demás me era lateral en mis necesidades.

“¿Qué paso entonces?”, probablemente se estará preguntando, mi estimado lector. La respuesta es simple: madures.

Conforme llegaba a mis 25 años, cada vez le hallaba menos chiste estar gastando más de mil pesos en un trinche juego que me lo iba acabar en menos de una semana, y desde que entre a estudiar (Y pagarme) la carrera, menos ganas tenia de hacer ese gasto. Cada vez encontraba más monótono el hábito de estar aplastado enfrente de mi tele, jugando una aventura que ya intuía en cómo iba acabar, así que me era más difícil dejar impresionar por un juego.

Todos llegamos a esa ‘bonita’ etapa de la vida donde te das cuenta que un hobby no tiene porque salir más caro que tu comida. Porque es eso, un gusto. Y si he llegado a pensar, “No mames… ¿Neto llegue a gastar tanto por esta madre?”. Pero al menos ya aprendí la lección.

A veces por deseo de revelar, o por deseo de joder, llego a poner comentarios en grupos de gamers (¡Hola, Gamers Reynosa!) que demuestra lo absurdo que es gastar tanto por un entretenimiento. Aunque no busco tener la razón, si no en ponerlos a razonar. Por ejemplo, uno compartió un vídeo de un chaleco que te hace sentir los impactos de bala o golpes de un juego. Yo respondí que es una madre que va a dejar de ser comprada después de un mes, porque es caro e impráctico. Aunque asumo que les valió madre a la mayoría de los integrantes de ese grupo, a lo cual no me cala. Ese es pedo de ellos si quieren gastar un dineral en un aparato que va a tener una vida inútil tan efímera.

Sigo siendo gamer. Me sigue gustando el jugar un juego y todo el rollo. Pero ya no estoy tan clavado. Ya prefiero esperarme a que este más barato. Porque ya lo dije y lo vuelvo a repetir, es un gusto que nos aligera la vida. That´s it. Por ahora, donde si me he puesto bien intensito ha sido con Heroes of the Storm. Neto que me he vuelto adicto a ese MOBA y estoy contento por eso (Además de que no me ha causado gastos). Si llegue a entristecerme de no poder disfrutar un juego con la cantidad de AÑOS de hora/nalga en videojuegos. Pero creo que ya re encontré mi vicio por ese entretenimiento electrónico. Inclusive, me está tentando la idea de comprarme un Nientiendo Switch, tomando en cuenta que llevo mucho tiempo que no me llama en nada la atención una consola de Nintendo. Pero eso será cuando tenga más dinerito.


Veritas & Aequitas.

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