Por Leo ‘Corvo’ Meléndez.
Esta mañana que me hacia mi desayuno (12: 13 de la tarde,
para ser preciso), me cayó el veinte de una cosa: las caricaturas de ahora
tienen personajes que crecen.
Eso es un cambio muy bonito en esta década, porque
anteriormente las caricaturas eran meramente una colección de aventuras
descabelladas y que solo entretenían a los infantes de mi generación. Era rarísimo
una caricatura donde los personajes evolucionaran a nivel dramático.
Steven Universe, Adventure Time, Star Wars Rebels, y Legendof Korra para mí sería ejemplos con evolución dramática. Donde los personajes
maduran con cada temporada y pueden enseñarle a los niños el cómo ser mejores
personas, además de llegar a la pubertad.
Suena bien padre, ¿verdad? Lamentablemente no para Televisa,
que uno de sus personajes insignia es el Chavo del 8. Un ‘niño’ nacido en los
70´s. Otro México con otras costumbres. Y por 50 años fue uno de los personajes
más queridos por los niños mexicanos. Pero si lo comparamos tanto la serie y la
caricatura con lo que hay AHORA, tienen todas las de perder.
El Chavo sigue siendo un niño tonto e inocente que nunca aprendió
de sus errores. Quico es un eterno escuincle mimado y que tiene poco interés en
los sentimientos de los demás. Don Ramón sigue siendo un huevón que evade pagar
la renta, en vez de buscar un trabajo para superar su situación económica. Doña
Florinda nunca dejo atrás la pérdida de su marido, si no, ya hubiera entablado
una relación amorosa con el Profesor Jirafales. La Bruja del 71 ya debería ser
un personaje entrañable para los demás, al grado de que su muerte los hubiera
marcado. En resumidas cuentas, es un universo donde no transcurre el tiempo,
donde NADIE crece y no hay consecuencias.
Creo yo que ya no estamos para eso. Hasta me atrevería a
decir que nos ha perjudicado como sociedad el mensaje conformista y simplón de
los personajes. No. No estoy ‘satanizando’ el Chavo del 8 o digo que lo deberíamos
prohibir en nuestras teles. Creo que no es necesario hacer eso, porque los
niños de ahora (Y creo que desde mi generación) ya tienen más opciones para ver
en la tele o aparatos para ignorarlo.
Es una tristeza que un icono de esa época no haya trascendido
de manera grata a nuestra era. Por culpa de la avaricia de una televisora y la
falta de oportunidad a buenos guionistas que le den un aire fresco a personajes
tan queridos para muchos mexicanos.
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